24/7/13

Y en mi suciedad ... crecieron flores


No hay cosa en la que mas crea que tu desprecio y tu falta de fe…
Sé que no erigí las estructuras y formas de mi vida de una manera correcta. Hoy todo se ve oscuro y frio, como los paisajes que tanto me gustan y que sugieren en mi núcleo las canciones más tristes, los poemas más sucios y desgastados… No existe un mañana que programar y nos vemos forzados a deambular entre coletazos que nos propina el devenir. Lo narrado se disipa entre lo incomprensible y lo voraz… que mentir se convierte en condición y dogma.

Y tú seguirás bailando en el centro de la pista esperando que sean los pies los que se cansen de sostener peso muerto e inútiles movimientos.

Es tan fácil convertirse en ser de carne cuando las miradas son tras una máscara de hierro fijada por el orgullo y el qué dirán… Tan sencillo esperar el movimiento que la locura, movida por el silencio, la incomprensión y el desencanto, hará en el tablero. Dejará lo poco que defendía al descubierto, en ese descampado de posturas y bajezas que tanto ha sembrado…Será un cuento mal entonado en el que se proferirán  sacrilegios y blasfemias, se gritaran en la roída brisa amenazas y ríos carcajadas, junto con sus ecos, de el gran público que se aloja en la sombras, observando y masturbándose con el espectáculo, serán la perfecta atmosfera de la velada. Y el niño, al que se pretende dormir, no descansará, no cerrará los ojos, tan solo maldecirá haber despertado algún día.

Y yo seguiré bailando sobre ascuas, alimentando estigmas, tratando de demostrar mi hombría y la estupidez.


Pues no hay nada más cierto que hasta la flor más hermosa, cubierta de pétalos que taparan su pudor y magnificencia a los ojos los mismos cielos, necesitan del más repulsivo y oloroso de los abonos para crecer, llegar al esplendor y ser protagonista de un poema. Espero que la Reina de Corazones esta vez tenga bastante con la cabeza… Espero que no quiera una alfombra roja con esta lengua, una lengua cada vez mas cansada de lamer el filo de su afilada vanidad.

D.Brun

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